miércoles, 12 de noviembre de 2008

2º Capítulo/ Un pozo sin agua (primera parte).

Es mediodía. Salgo del dormitorio, me asomo a la barandilla a ver si Aicha ha preparado el desayuno. La mesa grande ya está lista en medio del claustro: mantel azul índigo, paños y servilletas cubriendo la panera y los dulces, el frutero repleto de mandarinas, los platos verdes de cerámica de Safi todavía vacíos… A esta hora la luz desciende vertical, sin obstáculo alguno, por el inmenso pozo interior de la casa inundándola en su totalidad, penetrando en sus habitaciones entreabiertas. La luz es una de las bendiciones de Dar Hadaya Ilahe, acaso el más hermoso de los regalos de Dios a esta casa… Alzo la mirada y a través del lucernario descubro el cielo totalmente azul, sin rastro de nubes; qué distinto a esta mañana temprano cuando me desperté y subí a la terraza y desde el mirador contemplé cómo se desperezaba la ciudad —aún somnolienta y aterida— bajo un manto de nubes bajas y en la bruma. Qué placer un día así: soleado, luminoso, más que tibio, ideal para pasear sin cuidado por las calles de Essaouira, charlar con los conocidos despreocupado en sus carasoles, tomar sin prisas un té en alguna terraza al aire, incluso caminar por la playa si encuentro la marea baja… Miro nuevamente el reloj y confirmo lo tarde que se ha hecho. Necesito salir a la calle nada más desayunar, más bien almorzar por la hora que es. Seguiré escribiendo por la tarde: hay tiempo —me digo, confiado…

Llamo en voz alta a Aicha que sale de inmediato de la cocina en donde supongo esperaba pacientemente mi señal desde hace un buen rato. Admiro la paciencia de esta mujer tanto como su discreción y entusiasmo. Qué fortuna haberla encontrado y sobre todo que quisiera trabajar en Dar Hadaya Ilahe dejando sus clases en el instituto. Además es una excelente cocinera, la mejor de Essaouira. No hay nadie mejor que ella para cuidar la casa en mi ausencia, para hacerme compañía cuando estoy aquí “refugiado” del resto del mundo…

Tengo que hablar con Aicha de lo que está sucediendo a mi alrededor, debe tener información suficiente, estar prevenida sobre los peligros que nos acechan y tome precauciones. Soy consciente de la urgencia, y aún con todo me cuesta hacerlo, no sé cómo empezar… Es como cuando uno comienza a escribir un relato y demora el inicio de la acción con prolijas descripciones aparentemente inocuas o innecesarias. Sabemos que tarde o temprano tendremos que desplegar el asunto que llevamos entre manos pero nos asusta la responsabilidad del principio de la creación, tomar decisiones sobre lo qué va primero y sucede después… No, no se trata de miedo a cometer errores irreparables —en literatura no hay errores irreparables, todo se puede corregir, borrar, incluso desechar y volver a empezar de nuevo, no es como en la vida real que cada acontecimiento es imborrable y decisivo. En literatura siempre estamos en proceso, en trance, es decir entrando y saliendo del mundo de las palabras posibles, acarreándolas de un lado a otro hasta encontrar su lugar idóneo, su momentáneo equilibrio —aunque sea precario y esté sometido a las leyes de la isostasia, su flotabilidad en el inestable magma de la realidad verosímil. En una novela, escribiendo una novela, ocupamos la mayor parte de nuestro tiempo esperando la ocasión propicia de escribir esa palabra que pone en funcionamiento el mecanismo fatal de la mimesis, cuando cualquier ficción se convierte en retazos de nuestra vida, la evocan, nos reconocemos en sus tramas y diálogos. Esperamos esperanzados esa palabra recurrente “ábrete sésamo” que inaugure las confesiones en cadena del autor y sus personajes, es decir el momento de compartir sus secretos o al menos ir a su paso por las espirales y quebradas de sus laberintos hasta el final anunciado todavía oculto. Cada palabra de una novela es una piedrecita de Pulgarcito estrictamente necesaria para seguir su camino, o recuperarlo o desandarlo —como queramos, a nuestro capricho—, un talismán para conjurar el miedo a perdernos por los extrarradios y periferias de cualquier historia, en los selváticos territorios de los cerros de Úbeda de nuestra portentosa imaginación, a perecer amnésicos, desorientados, describiendo círculos concéntricos alrededor del sumidero del olvido o lo innombrable… No puede haber palabras-miga-de-pan en una auténtica novela…

Bonjour, Aicha… Ensuite je descends dans la cour pour prendre le petit-déjeuner… Avez-vous déjà préparé tout?
—Bonjour Monsieur Pablo… Oui, je fais des crêpes ultra-minces, je viens d'en faire et elles étaient parfaites…


Aicha y yo nos hablamos en francés, como lo hago en todo Marruecos donde la mayoría de la población es prácticamente bilingüe, salvo en algunas remotas aldeas de etnia bereber en las que apenas se habla francés ni siquiera árabe —a partir de ahora traduciré directamente nuestras conversaciones y todas las demás; ésta es una novela con traducción simultánea… Ah, también quiero aclarar en este párrafo por qué Aicha me llama “Monsieur Pablo”. En realidad me llamo “Pablo”, aunque desde que recuerdo mi padre siempre me llamó “Pau”, que es el mismo nombre en catalán y también significa “Paz” en esa lengua. Cuando nací tuvo que inscribirme como “Pablo” porque entonces no dejaban registrar nombres propios que no pertenecieran a otro idioma que el español. Él mismo se llamaba “Liberto”, y así fue registrado en tiempos de la República, pero tras la Guerra Civil tuvieron que reinscribirle como “José Liberio”. Mi padre evitó siempre que pudo reproducir ese nombre impuesto, por ejemplo absteniéndose de tramitar documentos oficiales en los que se hubiera visto obligado a hacerlo. Esta digna cabezonería le llevó a no renovar su D.N.I. en más de veinte años y negarse a solicitar su pasaporte, hasta que ya en plena democracia pudo cambiar por fin aquel nombre espurio y “renacer” con su original nombre propio: Liberto. Llamarme “Pau” fue para mi padre una manera íntima de reafirmar sus profundas creencias libertarias, las de su familia… Me gusta tener dos nombres, utilizarlos cada uno como se merece, aun a pesar de los malentendidos y relativas molestias que mi “doble personalidad nominal” provoquen de vez en cuando. Yo mismo he abonado esta ambigüedad: por ejemplo mi perfil público, los textos y libros que escribo, mi entero currículo profesional están invariablemente firmados por “Pau Bondia”; pero mis amigos y demás gente de confianza me llaman Pablo, y con este nombre suelo presentarme, aunque también depende de mi interlocutor y del ambiente en el que me encuentro o me doy a conocer. Qué divertidas confusiones (también desagradables algunas veces) se dan con esta voluntaria “binomia” —más o menos similares a las que se producen con nuestro segundo apellido español en los países anglosajones; la de veces que he tenido que aclarar en las fronteras que mi “family name” no era precisamente “Mr. Lacasa”…

Vuelvo de nuevo a la habitación “Paul Klee” —todas las habitaciones de Dar Hadaya Ilahe tienen nombre de artista, de los que me gustan, por supuesto— para recoger unas cuantas cosas y meterlas en el bolso de fieltro verde en bandolera: un cuaderno de notas todavía intacto, la Moleskine que me servirá para escribir las cosas que se me ocurran mientras no esté en casa frente al laptop —mi memoria mineral, el ordenador portátil que siempre me acompaña en los viajes—, la estilográfica azul y un par de cartuchos de tinta, la cámara de fotos digital, una bolsita de kleenex, un paquete de cigarrillos Gauloises, el rosario de cuentas de jade —mi talismán— y el teléfono móvil que utilizo en Marruecos… No olvido nada —me aseguro… Deduzco que no hace frío en la calle, así que me pondré la sahariana de loneta caqui; con esto y un foulard fino al cuello será más que suficiente… Y por fin salgo de la habitación cerrando la puerta con llave —lo que me resulta raro, desacostumbrado, porque nunca lo había hecho hasta ahora—… Ay, ¿tantas precauciones no serán delirios paranoicos? —me pregunto con inquietud—… Cualquier respuesta posible me asusta…

Desciendo ágil los dos pisos de la casa y nada más llegar a la planta baja me encuentro con Aicha que me espera con la más abierta de sus sonrisas, todos sus dientes blancos. Nada más vernos nos besamos cinco veces en las mejillas y en las manos —Aicha es bereber, gente cálida y afectuosa como pocos, leales hasta el heroísmo si sabes ganar su corazón, nunca comprarles—. Besarse así es la más evidente señal de nuestra amistad y mutua confianza, más allá del respeto que nos debemos por cuestiones laborales. Aicha es la ama de Dar Hadaya Ilahe, eso lo dice todo.

Bonjour Monsieur Pablo… ¿Ha dormido bien, suficiente? Ayer le vi muy cansado, no habló en todo el viaje… Apenas he trabajado en la casa para no hacer ruido y despertarle. Ahora arreglaré su habitación…
—Gracias, Aicha… Dormí como un bendito, lo necesitaba. Pero no más de cinco o seis horas, como siempre… Me desperté temprano, subí al mirador, hacía frío, mucho, no imaginé que tendríamos luego una mañana tan hermosa —y al unísono elevamos nuestras miradas hacia el lucernario casi cegados por esta luz de media mañana… Después fui al hammam pequeño a ducharme con agua bien caliente, casi hirviendo, para terminar con un chorro de agua fría que me despertó totalmente y no sabe con qué escalofríos… —y ambos reímos a dúo por los aspavientos y estremecimientos que sobreactuando escenifico ante sus ojos— Estuve ordenando todo en Paul Klee, ocupando con mis cosas la mesa de trabajo; voy a pasar mucho tiempo allí los próximos días, escribiendo. He venido a Essaouira para quedarme una larga temporada, al menos unas semanas, no sé hasta cuándo.

Aicha parece escucharme tan complacida por la noticia como intrigada por mis motivos. Reconozco que se siente feliz, me lo dice a su manera no sólo con palabras, aunque interpreto alguna reserva en su rostro —son tan expresivos sus ojos, el catálogo de sus sonrisas, su mentón-máquina-de-la-verdad y ese hoyuelo que parece tatuado… Aicha quiere saber más, yo creo que debe saber “casi” todo. Al fin al cabo necesito su complicidad, su ayuda más que nunca, tanto como ella necesita mi total confianza para sentirse segura, mucho más que hilarantes parodias o inteligentes evasivas… Seguimos mirándonos fijamente —qué elocuentes estos silencios que dicen todo aun sin decir…

—Cómo me alegro, Monsieur Pablo… Decir que le hemos echado en falta es poco… ¡Cuánto tiempo! Han pasado seis meses desde aquella noche en que volvió urgentemente a España cuando le anunciaron el accidente de la señorita Saskia… —Trago saliva… Oigo su nombre — Saskia Saskia Saskia— y de inmediato bajo la mirada. No quiero que Aicha vea cómo me afecta todavía este nombre; cuánto me cuesta enfrentarme a la gente que la conoció y de algún modo la quiso o simplemente le tuvo simpatía, cómo me duele cuando proyectan sus recuerdos en cinemascope en la pantalla chiquita de sus córneas humedecidas al recordarla, al recordarnos juntos alguno de aquellos días que fuimos más felices que infelices. No soporto su compasión, nunca me acostumbraré a su lástima, si supieran… Saskia… creía estar preparado para trasmitir sólo tristeza al escuchar su nombre, pero soy incapaz de hacerlo, no soy tan cínico… Escapan tantas cosas a borbotones por la herida abierta de una mirada que no puedo por menos que bajar los ojos y guardarme, también guardar las palabras que seguramente diría vehemente, los monosílabos que a lo peor confundiría aturdido sólo con oír tu maldito nombre, Saskia… —Sin duda Aicha se ha dado cuenta de mi incomodidad y sin cambiar de conversación la desvía sutilmente hacia las especiales circunstancias de aquel día en Essaouira:
—¿Recuerda Monsieur Pablo que no podíamos salir de la ciudad?
—Sí, Aicha, cómo olvidar lo que sucedió aquel día —le contesto sin palabras—, era finales de junio, exactamente el 23 de junio, coincidiendo con el Festival de música Gnaoua que desde hace años atrae a Essaouira a miles de participantes y turistas en esas fechas. Era imposible moverse por las calles, los accesos a la ciudad estaban cerrados y había colas kilométricas de coches y autobuses que intentaban acercarse a Essaouira como fuera. La ciudad estaba colapsada. ¡Cómo no recordar aquel día y aquella locura!…
Aicha insiste: —Menos mal que mi hermano Khalid consiguió un coche y pudieron salir juntos de madrugada hacia Casablanca… Qué suerte tuvieron de llegar al aeropuerto minutos antes de la salida del vuelo… —y nada más decir “suerte” reconoce avergonzada que ha pronunciado una palabra “inconveniente”, inapropiada para aquella situación, e intenta corregir este lamentable e involuntario error con extrema delicadeza… —Quiero decir que fue un regalo de Dios que pudiera salir de Essaouira y llegar a tiempo para despedir a la señorita Saskia; seguro que ella le esperaba aunque pareciera dormida…
—No, Aicha, cuando llegué estaba muerta, totalmente destrozada por el accidente y con terribles quemaduras —así me lo contaron su hermano y Rodrigo. No pude verla, pero aun con todo me habría negado a reconocerla en ese estado… No, mejor que fuera así… —cabeceo confirmando mi negación, y al mismo tiempo renegando de mis palabras. ¿Es que puedo expresar mejor y más certeramente mis sentimientos que con esta paradoja gestual?
Aicha me contempla no sé si con lástima o con sorpresa por mi comentario, o ambos sentimientos confundidos. Es consciente que está pulsando una de las cuerdas destensadas de mi alma y desiste…
—Lo siento, Monsieur Pablo, yo sólo quería… Debe comer algo, es muy tarde. ¿Le traigo ya el desayuno?

Sin esperar mi respuesta, Aicha se dirige a la zona de la cocina y en menos de un minuto sale con una gran bandeja repleta de pequeñas fuentes y recipientes que va repartiendo y ordenando sobre la mesa: un bol con dátiles junto al frutero de mandarinas, una fuente con tres crêpes ultrafinas que es una de sus especialidades y me encantan, un par de jarritas con miel que seguramente serán de tomillo y lavanda de Argana y miel de menta del Rif —mis preferidas—, la panera con pan de sémola y semillas de hinojo, un platito con queso de cabra, un gran vaso de zumo de naranja, otro de leche fresca y el café de olla que tanto me gusta… A la vista del banquete de inmediato se despiertan mis ganas de comer y el hambre-a-estas-horas, anestesiados temporalmente por la amargura de las palabras y los recuerdos indeseables… Con qué mimo habrá preparado Aicha este primer desayuno, y aun con todo debo reprender sus excesos; tengo que decirle un par de cosas al respecto:
—Se ha pasado, Aicha —le reprocho con amabilidad— ¿No recuerda que soy diabético? No sabe cómo le agradezco este festín… pero, mujer, ¡esto es una bomba de relojería! Voy a tener que caminar al menos dos horas para generar la insulina necesaria sólo para este desayuno… —Aicha esboza una mueca-sonrisa, mitad disculpa, mitad travesura y se dispone a volver a la cocina…
—No, por favor, acompáñeme mientras desayuno… vamos, siéntese y cuénteme cosas de su familia, ¿cómo están su hijo Said, su marido? —y bebo un largo trago de leche con café en su justa temperatura, es decir templada (aborrezco las bebidas muy calientes).
—Oh, muy bien… Said no para de crecer desde que cumplió siete años, le gusta la escuela, es excelente en los estudios, muy inteligente… —y le brillan los ojos como a todas las madres cuando hablan de sus hijos: siempre los más altos, los más listos, los mejores chicos, etc. Las madres suelen referirse a sus hijos pequeños y no tan pequeños como enamoradas, o algo así… Yo no recuerdo a mi madre: falleció cuando apenas había cumplido dos años; murió de leucemia, a los veintiocho. Según dicen y las fotografías atestiguan era muy guapa y tenía el pelo color caoba natural. Mi abuela María nunca me miró con ojos de enamorada, sino de abuela, mejor así, una mirada si cabe más dulce que la de Aicha… —mientras recuerdo la dulcísima mirada de mi “yaya” María, voy derramando generoso la miel de tomillo y lavanda sobre una de las crêpes componiendo luego una especie de flauta-que enseguida llevo a mi boca, la exprimo con los labios, sin dientes, y en plena lengua me inyecto un chute de miel que me sabe a gloria…Aicha continúa con sus noticias:
—Mi marido volvió ayer de Agadir; ha terminado las clases de este trimestre en la universidad y se quedará en Essaouira hasta después de la Fiesta del Sacrificio.
—¿Cuándo es la Fiesta del Sacrificio? —le pregunto con evidente curiosidad e interés…
—Ah, creía que lo sabía… Este año será el 31 de Diciembre, coincide con el final de año. El Aid el-Kebir de este año va a ser memorable, Monsieur Pablo, excepcional. La ciudad estará a rebosar con la gente que vuelve a casa a celebrar la Fiesta, también los emigrantes que viven en Europa, los turistas… —asiento con la cabeza mientras se desintegra en mi paladar el último bocado de la exquisita crêpe ultrafina de Aicha. —Dicen que se sacrificarán en todo Marruecos seis millones de corderos…
—¡Fantástico! Por lo menos hace diez o doce años que no paso la Gran Fiesta del Cordero en Marruecos… Aicha, tenemos que preparar algo también especial en Dar Hadaya Ilahe. Por supuesto no compraré un cordero para sacrificar, no me corresponde, pero me gustaría participar en el de su familia…
Inch’Allah, Monsieur Pablo… —y Aicha pronuncia la palabra más común en Marruecos, en los países musulmanes, tanto que muchos turistas descreídos llegan a hartarse de esta especie de mantra popular y se atreven a hacer chistes fáciles, zafios, ignorantes de su trascendental significado…

Inch’Allah —“ Si Dios quiere”— no es lo mismo que ojalá, aunque la palabra castellana sea una deformación fonética de este acto de fe religioso y total abandono a la voluntad divina. Ojalá es como decir “deseo que suceda”, que se haga mi puñetera y jodida voluntad quiera o no quiera dios… o como mucho, si el destino travestido de azar le da la gana… Inch’Allah es otra cosa: es total aceptación de la voluntad de Dios, de sus planes —los del Destino para los agnósticos débiles, teístas laicos, como yo… Decir “si quiere Dios” es confirmar el absoluto poder de un Dios voluntarioso y caprichoso frente al que sólo cabe el humilde reconocimiento de nuestra humana insignificancia y confiar en su compasión y misericordia. ¿Acaso “la fuerza del deseo” es algo más que el título de una película de Serie “B” o el tópico por excelencia de cualquier best seller de autoayuda? ¿De veras si Dios existiera o existiese se preocuparía “personalmente”, es decir divinamente, de la viabilidad y cumplimiento de mis deseos y esperanzas? ¿Es al Destino a quien debo reclamarle que me está amargando la vida por que le sale de los cojones y no tiene otra cosa mejor en la que perder su tiempo y ocupar el mío? ¿Fue sólo un fallo de cálculo que Saskia muriera el 23 de junio de 2006 (23.06.2006) en una carretera en Ibiza o que nos separáramos meses antes porque no dábamos más de nosotros mismos, ni de sí ni de no, ni queríamos intentarlo una vez más, y ya iban dos, tres, cuatro, una docena y así hasta cuándo? ¿Fue una puta casualidad (o bendita necesidad, si cualquier dios lo quiso) que encontrara por primera vez a Saskia aquella madrugada del 2 de junio de 2003 (02.06.2003) y fuéramos felices a nuestra manera dos de cada tres segundos que compartimos, incluso ausentes uno del otro? —Qué cosas se me ocurren, Dios, Saskia, mientras doy cuenta de la segunda crêpe de Aicha, en este caso “borracha” de miel de menta…
—Sí, Aicha… Inch’Allah —y la miro sin mirar evitando que adivine y lea de corrido mis palabras impronunciadas en la enciclopedia on-line de mi iris, tan locuaz como elocuente, como siempre… — Inch’Allah, quiera Dios, por favor…

Preocupada, Aicha me interroga: —¿Tiene que ver la muerte de la señorita Saskia que haya vuelto a Essaouira de este modo, tan triste y ensimismado, encarcelado todavía en su recuerdo? ¿Le puedo ayudar, Monsieur Pablo?...

Sorprendido por estas preguntas tan directas, mucho más que curiosas, incluso impertinentes si no fuera porque son absolutamente pertinentes en estas circunstancias, respondo a Aicha tan sincero como se merece y puedo confiarme… Claro que no puedo decirle todo —ni yo mismo sé qué es todo por ahora, ojalá lo supiera y se habría acabado esta historia… Intentaré ser preciso, breve, desde luego veraz, aunque me calle algunos detalles por innecesarios o pudor. Mi inmediata respuesta a Aicha será sólo el prologo, el guión, de la historia que me ha traído de vuelta a Dar Hadaya Ilahe, a refugiarme y escribir una novela mientras tanto…

—Mire, Aicha… Voy contarle cosas y sucesos que estoy seguro le extrañarán, ojalá no le alarmen más de lo debido. Son sólo fragmentos de una historia demasiado extensa para contarla de viva voz y de una vez, ni siquiera escribirla resumida. Los próximos días le diré más, de lo que sepa y esté seguro, y también de mis inseguridades y sospechas. Deseo que no se preocupe más de lo necesario, pero que tome precauciones y que me ayude en lo que pueda, que es mucho… y sobre todo que siga mis instrucciones… Ah, por favor, le ruego guarde discreción sobre lo que hablamos, incluso con su marido, aunque únicamente es una sugerencia, usted tiene derecho a administrar lo que le diga como quiera y entienda oportuno…
—Cómo no, Monsieur Pablo… le agradezco su confianza —y pronuncia estas palabras con un sutil gesto de aceptación, no sé si también de sumisión voluntaria, cerrando sus ojos y rindiendo sus pestañas a los míos abiertos como platos…
—Primero: Saskia y yo estábamos separados hacía meses, desde que volvimos de nuestra última estancia en Essaouira, en febrero; nos volvimos a ver en mayo, tres días coincidiendo con mi cumpleaños, y entonces decidimos acabar definitivamente lo nuestro, fue la última vez que estuve con ella. Segundo, y no se escandalice, por favor: Saskia estaba casada, vivía a temporadas con su marido, Rodrigo, y conmigo; nunca se quiso separar de él pero tampoco se lo pedí… (aunque lo deseaba no sabe cómo). Estoy seguro que esta relación le parecerá ahora extraña y a lo peor inmoral, pero no lo fue, Aicha, o por lo menos su perversión no tenía la forma de ese triángulo sentimental que componíamos más bien que mal. La vida viene como viene, a menudo no exactamente como queremos; debemos estar preparados a inventar nuevas figuras del amor si creemos que vale la pena amar y ser amados incluso a medias, ver si somos capaces, de amar esperando milagros, valientes al mirar a los ojos de tu rival sin pestañear… Saskia y yo nos amamos con locura. Ella era “mi” mujer y yo “su” hombre. Punto. Y los demás hombres y mujeres en nuestras vidas mientras tanto eran sólo eso, hombres y mujeres con los que compartir con placer entretiempos de soledad e insoportables ausencias… Tercero, y no se alarme, Aicha: estoy casi seguro que el accidente de Saskia no fue tal… —entonces Aicha se lleva las manos a la boca y amordaza con este expresivo gesto un grito de dolor que le surge de lo más profundo—… Tengo razones suficientes para pensar que Saskia se suicidó o que alguien preparó la terrible mascarada de su accidente en Ibiza; desde luego no fue un trágico accidente involuntario… Ya le contaré más adelante mis motivos y suposiciones, ahora no es el momento… —Aicha aprovecha el breve instante en el que tomo aire para proseguir mis confidencias para decirme unas pocas palabras entrecortadas:
Monsieur Pablo… entiendo lo que dice que hay que reinventar el amor… no soy yo quien debe juzgar su relación con la señorita Saskia, ustedes fueron sus propios jueces y abogados… Pero lo que de verdad me ha dejado conmocionada es que me asegure que su muerte no fue un accidente. Le creo y eso me parece terrible… me da miedo que alguien pueda hacer algo así, sus motivos… ¿Tiene que ver con las precauciones de las que me hablaba?
—Sí, Aicha… Si alguien realmente la mató y fabricó el supuesto accidente señuelo para la policía, sí, yo también estaré en peligro… Más aún: en estos meses me he sentido amenazado muchas veces. Así que ahora llega el tiempo de las cautelas y prevenciones. Por eso he venido a Essaouira, aquí me siento más seguro: es más fácil detectar a los extraños aunque intenten confundirse con los turistas; ustedes desconfían de los desconocidos, todos se conocen y me conocen, para el caso que nos ocupa soy uno más entre los souiris, por lo tanto me siento también protegido por su proverbial desconfianza. Además en Essaouira hay miles de ojos que ven e interpretan todo lo que sucede sin ser apenas advertidos, miles de oídos que escuchan cualquier conversación en la ciudad e incluso su eco. Son ustedes, las mujeres, que pueden usar cuando quieren el haïk blanco, cubrirse el cuerpo entero sin ser reconocidas y moverse por cualquier lugar como fantasmas… También me siento más seguro en Dar Hadaya Ilahe que es una fortaleza casi inexpugnable… —Aicha asiente con sus ojos y su cabeza a cada uno de mis argumentos.
—Tiene razón, aquí le podemos proteger mejor y más sigilosamente…
—Por eso he venido a refugiarme a Essaouira: para sentirme más seguro y a poner en orden mis ideas sin sobresaltos, a rescatar de mi memoria todos los hechos y detalles que puedan ser significativos para desvelar este terrible misterio. Cuando le dije que venía a escribir quería decir también que venía a investigar, a componer la más exacta crónica de los acontecimientos, las circunstancias que los rodearon, a pasar en limpio mis hipótesis y conjeturas aunque sea bajo la desconcertante figura de una novela de ficción aparentemente autobiográfica… Bueno, es un modo de ocultar secretos de lo más eficiente… una especie de laberinto narrativo que oculta precisamente lo que se pretende hacer ver leyendo… Los secretos hay que ocultarlos y cifrarlos, protegerlos de las miradas perspicaces, a veces cargándolos de imágenes retóricas y sobreabundancia de símbolos y detalles aparentemente insignificantes, para confundir y distraer a los que simplemente son curiosos —“cuantas más cosas representa una imagen más cerca está de no representar nada”—… A menudo el secreto no está en lo que está escrito; incluso el autor hace mentir o fingir a “lo escrito” para ocultar las verdades secretas… —tomo el último trago de zumo de naranja y prosigo. —Aicha, no quiero extenderme ahora más en estas reflexiones sobre los secretos y su ocultación que desde hace tiempo rondan por mi cabeza; seguro que los iré desgranando a lo largo de mi novela que no es otra ficción que la misma realidad transfigurada… Lo que importa ahora es que tomemos precauciones, que seamos cautelosos —Aicha asiente mecánicamente con la cabeza. —Primero: cierre siempre con pestillos y barras la casa aunque usted y yo estemos dentro, y sobre todo asegúrese de cerrar bien cuando salga las dos puertas exteriores con todas las llaves y alarmas, aunque sea para ir aquí al lado, al souk de las verduras o del pescado; haga que le acompañe con cualquier pretexto alguien conocido a la puerta de casa y le espere mientras abre… Segundo: no deje pasar a nadie a la casa, ni siquiera a los conocidos que no hayan avisado antes, eso también vale por supuesto para todos mis amigos de Essaouira, incluso los más cercanos… Lleve sus llaves entre sus ropas, nunca en el bolso… Si llaman por teléfono y preguntan si estoy en Essaouira, en la casa, conteste que no y que no sabe dónde estoy, que la última vez que llamé fue para decirle que me iba a pasar las Navidades a Italia… Sólo me pase llamadas y recoja mensajes de quienes pregunten por el Señor Bruno Llanes, es un pseudónimo que sólo conocen aquellos con los que tengo absoluta confianza y me están ayudando en las pesquisas. No obstante no creo que me llamen por el teléfono de la casa… Yo me comunicaré sólo por mi teléfono móvil con tarjeta de Marruecos cuyo número no tienen más que unos pocos, además de media docena de amigos aquí… Y por último no hace falta que pase usted todo el día en Dar Hadaya Ilahe, sólo lo estrictamente necesario; yo estaré escribiendo… Prefiero que esté más tiempo con su familia o en la calle vigilando con naturalidad, averiguando la presencia de gente sospechosa en la ciudad o en las proximidades de la casa. Usted sabrá qué es mejor en cada momento, al fin al cabo es una mujer, y además bereber, una amazigh de la estirpe de los “hombres libres”…
—Así lo haré, no se preocupe más de lo debido —Aicha asintió y confirmó, seria, muy seria.
—Ahora voy a salir a caminar un buen rato, a lo mejor paso a saludar a Ahmed el platero y a Hassan el yerbatero; seguro que Rachid Bennani habrá cerrado ya su tienda. Me acercaré al puerto… Ya es la una, Aicha… así que puede prepararme un tajin de lo que quiera, de pollo y limones confitados, por ejemplo; lo deje en el fogón sólo para que yo termine de cocinarlo cuando vuelva. No creo que regrese antes de las las cuatro, a media tarde. También saque la olla de harira del frigorífico, me tomaré un buen tazón.
Aicha asiente mis instrucciones… por fin sonríe ligeramente —¿Le preparo alguna cosa para cenar?
—No, no hace falta, ya me haré algo cuando tenga ganas: una ensalada de tomates, zanahorias y calabaza o un sándwich de queso o lo que sea; tomaré fruta… Cuando termine váyase a casa, disfrute esta tarde festiva de viernes con su familia. Mañana venga cuando quiera y me despierte no más tarde de las diez si no me he levantado antes. Ah, y abra y cierre “Paul Klee” siempre con llave…
—Así lo haré, Monsieur Pablo
—Se me olvidaba, Aicha… Antes de salir de casa conecte el equipo de música del salón “Rothko” y ponga algún Cd. de Souad Massi; quiero que siempre haya música en Dar Hadaya Ilahe aun cuando no estemos aquí. Además quiero escuchar la voz de esa mujer nada más volver a casa; no soporto la soledad ni el silencio absolutos…
—De acuerdo, Monsieur Pablo… —Y nos despedimos dándonos tres besos en las mejillas y la mano con desacostumbrada fuerza mirándonos a los ojos. Teníamos un pacto sin vuelta atrás…

Por fin salgo a la calle… Respiro el aire y la luz y todos los olores de Essaouira en una única e intensa inspiración… Arriba de los tejados y las terrazas, más allá de la altura de las callejas, entre sus estrecheces, el cielo tiene el mágico color azul de Mogador… A unos metros de Dar Hadaya Ilahe paso frente a la entrada del Hammam de Essaouira y me detengo como un turista más a leer por enésima vez la placa de su fachada en la que se señala que Orson Welles venía a menudo a estos baños en su intermitente estancia en Essaouira-Mogador, en 1949-1952, y que allí rodó una de las escenas memorables de su película Othello… —Ojalá fueran tiempos de Orson Welles en Essaouira o —por qué no— renaciera este hombre para ayudarme a escribir el guión de la historia que sin querer o por haber querido demasiado estoy protagonizando… ¿Y si mi historia tuviera que ver con la tragedia de Otelo, el Moro de Venecia?


Foto: Patio interior de Dar Hadaya Ilahe. Essaouira

81 comentarios:

Liberto Brau dijo...

GRACIAS GRACIAS GRACIAS
A los 750 lectores que han leído el primer capítulo de "Amanece púrpura", a los 63 que han dejado sus comentarios en este buzón, más los otros siete que lo han hecho directamente en mi correo personal: Marina, Nes Oliver, Literati, Albert Gual, jikari, mandarina azul... Gracias por su lectura, por su apoyo a seguir publicando esta novela en proceso... Y también a todos aquellos que después de estas líneas leerán esta primera parte del segundo capítulo y ojalá también los siguientes y dejen su testimonio... Como os dije mi acuerdo con vosotros, los lectores, era de palabra, con palabras... Habéis cumplido de sobras, y yo he tenido también que esforzarme en esta segunda entrega, la primera parte del II Capítulo... Entenderéis que dada la extensión de los capítulos cada una de las entregas sean partes de ellos, eso sí con suficiente contenido como para saciar vuestra voluntad lectora...
Como os dije desde el principio, ésta es una novela en proceso, no sólo por su trama sino porque también iré corrigiendo, puliendo, modificando ligeramente cada uno de los textos ya publicados, es decir reeditando... Es por lo que a veces si releéis encontraréis novedades, algunas novedosas composiciones... Todo escritor en proceso necesita lectores igualmente reincidentes...
Mantengo las condiciones del acuerdo y espero que vosotros también... Si quieres leer más, escribe al menos una palabra, por favor...
Saludos... Liberto Brau

Josie dijo...

Liberto, esto es realmente fascinante!!!
Me sumerjo plenamente en la lectura, puedo ver el lugar, observar su color, respirar ese olor... y sentir el amor que tienes hacia ese pueblo y sus gentes...

Me gustaría "llevarme" una frase de este capítulo... pero no tengo muy claro quien la debe firmar... si Pau Bonilla o Liberto Brau...???¿¿¿ ;-)

Ya espero el próximo!!!
Un saludo

María Luisa de Parma. dijo...

Enhorabuena Liberto, o mejor Sr, Bruno, ya estoy enganchada a su novela, y deseando leer las próximas entregas, o intrigas....
Assalamu `aleicum

Anónimo dijo...

oye, en 2 de los blogs q frecuento estabas, realmente hicist buen trabajo sale bye

Unknown dijo...

Buona psseggiata!!

tequila dijo...

buenas:
lo primero darle las gracias por el buen rato que he pasado leyendole...
No voy a comentar nada sobre el contenido (trata usted muchos temas), aunque como buen escritor me ha hecho ir pensando y pensando

Me gustaría hacerle una pregunta:
por qué se tratan de usted?... habiendo coinfianza, teniendo esos gestos de amistad personal y luego...

Besos

Belén dijo...

Me cuesta mucho leer en el ordenador, mis ojos no lo permiten mucho, asi que a lo mejor algún capítulo tardo mas, porque si son extensos simplemente no puedo.

Bueno, ya veo por un lado que tenemso mujer muerta en extrañas circunstancias y criada fiel en un paradisíaco lugar... sigo curiosa a ver por donde sales :)

Besicos

cAlanís dijo...

saludos!
enhorabuena

beso

María dijo...

Me alegro mucho de tu éxito y te doy la enhorabuena.

Un beso.

mas de mi que de... lirio dijo...

Lo sabia!! =)
…y no imaginas la alegría que siento.
Sabes que hay ciertas cosas que me gusta leer con mucha calma así que vuelvo cuando lo cotidiano me lo permita.
Un enorme beso como siempre, desde mi alma.

Ana dijo...

Espero impaciente el próximo.
Un beso.

Francis P. dijo...

Mejor. Muuuuucho mejor.

Y vale por el párrafo justificativo. Ya capto el mensaje. Pero te diré una cosa: nunca, nunca, nunca te justifiques. Tu historia; tu ritmo.

Amplio el voto. Sigue.

Gatadeangora dijo...

Lo he leido y me ha gustado.Estoy impaciente por decubrir la tercera parte.
Besos

elsa dijo...

lectura muy agradable, poética a veces y de prosa muy entrañable y exótica por momentos. un abrazo

Juan Antonio dijo...

Liberto

Acabo de leer el segundo capítulo.

Está entretenido, a pesar de la lentitud de la trama y de lo prolijo de las descripciones.

Me está gustando, espero seguir deleitándome con su exquisita redacción y rico vocabulario.

Le animo a que siga disfrutando de la escritura de este libro y que nos lo permita gozar a nosotros también.

Un abrazo.

Juan Antonio

Silvia_D dijo...

Te leo, te sigo, te espero... perdona mis silencios, estoy hacia dentro.

Besos, niño

koolauleproso dijo...

Pues ya estoy deseando leer el 3º, Liberto, Pau o cómo quieras. Me encantan tus juegos metaliterarios.

un abrazo desde la orilla del Cantábrico, tan lejos, tan cerca...

Anónimo dijo...

Hola Liberto:

Agradezco mucho tu comentario, y descuida que me pasare por aqui con asiduidad para ver y leer.

Te animo a que sigas por mucho tiempo con esta labor que has emprendido y que me resulta tan interesante de seguir.

un saludo

Emile dijo...

Es excelente que tengas un acuerdo tan claro con los lectores: no sólo demuestra respeto por ellos sino por la literatura misma.

Ya comentaré con más detalle mis impresiones. Por ahora doy el visto bueno para tener un III Capítulo.

Saludos.

María Jesús dijo...

Genial, muy bonito escrito. Por eso quiero informate, de que hay un consurso literario. Tal vez te interese, encontrarás toda la información en mi blog.

Besitos

ev dijo...

Muy bien Lib.
Me gustó todo. Y descubrir ésta palabra: "Isostasia"
Mi comentario para que sigas...

Marta Arrufat dijo...

Hola, hombre llamado Liberto como seudónimo. Este comentario es a modo de saludo, prometo traerme el sorbete de limón a esta casa ya que el calor de Morocco agardece siempre un sorbito. Dame tiempo para leerte, es extenso, y, si quieres que comentemos y perdoma mi intromisión qué tal si divides un capítulo en dos, me explico, los post más cortos son directamente propocionales a más lectores, somo todos muy vagos, lo sé. Sinceramente me gusta, no te miento, pero pese a que es un libro o vamos camino de ello, anem a poc a pos. Pero en serio, me gusta, por cierto, muchisimas gracias por su visita Mister.

ESCAECER dijo...

Empiezas bien Liberto, he leido tu primer capítulo y has conseguido que me atrape, prometo seguir leyendo, pero te pongo este comentario para que alcances la cifra que te has impuesto para seguir escribiendo.
Gracias por tus comentarios, a mi blog, nos vemos.

Kiwi dijo...

¡Hola!
Gracias por pasarte por mi blog, siempre se agradece un comentario...
Acabo de leer los dos capítulos que has puesto de la historia que vas escribiendo. Es interesante... la iré leyendo.
Te agrego a mis links. :)
Hasta luego.

Anónimo dijo...

Hola Liberto!
Acabo de leer unas frases de Pau Bonilla en The Josie's World, y no he podido evitar pasar a conocerte.
(M.J. tiene un enlace en su página)
Como amante de Marruecos no puedo por menos que seguirte en este viaje.
Suerte y p'alante!
Judit

Josie dijo...

Liberto!!! espero haber logrado una sonrisa grande "de las tuyas"!!!! (que no es poco eh!!!) ;-)

MentesSueltas dijo...

Te leo este fin de semana, placer asegurado...

Te abrazo

MentesSueltas

Ramón Machón dijo...

Me pongo ahora con el primer capítulo. Gracias por visitarme en mi casa de Pragajoz.

antonia maxwell dijo...

Es usted de grandes letras Don Liberto, me resulta difícil seguir toda la historia de golpe aunque lo intento porque me llena y me gusta envolverme en el tono musical de sus descripciones.
Me pregunto si escogió la habitación "Paul Klee" por la inocencia de sus obras, o porque él también estuvo en África absorbiendo colores para sus lienzos.
Un honor que Ud. ocupe tiempo leyendo mis pequeños relatos. Somos vecinos y asumo que hemos pisado los mismos rincones, sino, parecidos. Eso siempre enseña.
...Sigo leyendo

Anónimo dijo...

No se Liberto de dónde has salido, qué nos conecta ni cómo has llegado a mi blog. NO IMPORTA. Cada día una recibe multitud de cosas inútiles a través de la red. YA ERA HORA DE QUE LLEGASE UNA PROPUESTA INTERESANTE COMO LA TUYA.
ANIMO Y ENHORABUENA

Anónimo dijo...

Es curioso: yo también inicié hace años una novela sobre un escritor que viaja al Magreb (en mi caso, a Túnez) y se ve envuelto en la mayor aventura de su vida.
Sin embargo, acabé por abandonar su escritura para empezar otros proyectos. Espero que a ti no te ocurra lo mismo y llegues hasta el final, que la cosa promete.
Recibe un cordial saludo.

smith dijo...

Hola, simplemente dejarte constancia de que me he deslizado entre estas tus líneas ,de descripciones un tanto densas,pero sin duda, atrayentes.
Volveré, no te quepa duda.

Gwynette dijo...

Debía hacerle caso a mi intuición, -la molt ximpleta, em falla poques vegades- y darle crédito cuando intuí que Tu, eras Tu, jajaja...

Ahora se me acumula el trabajo.
Dios santo, eres una máquina escribiendo! O_O

Cuando vuelva por la noche empezaré por el Primer Capítulo

Petonets de retrobament

Anónimo dijo...

¡Hola Pau! Aquì me tienès leyendo tu libro que hasta aquì pinta muy bueno.
Abrazos♥

Anónimo dijo...

Sí, señor, me gusta que cobre "entrada" por leer su obra, tiene derecho. Y una palabra o dos o cuatro de agradecimiento o de saludo son un buen precio. Yo le pago con las mías. Y de propina le digo que me gusta su novela, al menos lo que he leído. Me parece que estoy leyendo aquí por primera vez una novela que pronto compraré como libro y en papel. ?Me equivoco? Siga, por favor.

Anónimo dijo...

Enhorabuena, la novela que está escribiendo me gusta y espero con ansia leer los proximos capitulos. Saludos
anamorgana

beatus_ille dijo...

Hola!!
sí que me pasé, me parece muy interesante tu proyecto. (yo hice algo parecido una vez pero sólo para 3 lectores, y era un mini texto cada día), vaya, una tontería, comporado a como te lo estás currando.
Un beso

me pasré con más tiempo y leeré con calama, ahora esto demasiaod liada, lo siento. De todas formas estás muy arropado, no te quejes, que ojos no te faltan!!
besos a pau y a brau : P

Amargo dijo...

Me gusta tu prosa, me cansa leer textos largos en el monitor, así que lo he mandado a la impresora y me lo he desayunadon junto con los huevos y el café. Me tendrás por aquí en los siguientes capítulos.

Ginebra dijo...

Pués tardé un poco en venir a verte, pero sabes que antes o después estoy aquí. Me gusta como tratas las palabras, como describes. Seguiré leyendo cada entrega. Besos, Liberto.

Sv Alteza dijo...

interesante proyecto!
saludos.

m.eugènia creus-piqué dijo...

Hola agradezco tu visita y te la devuelvo, me entusiasma lo que escibes y como lo escribes, pienso seguir tus aventuras literarias aunque tengo un problema y es que las encuentro demasiado largas y me canso, ya se que no es problema tuyo, soy yo la que a la hora de leer prefiero escritos más cortos, no obstante te felicito Pau o Liberto,nos veremos.

ESTUDIOS PURPURA dijo...

Imprimir después de leer.
Hecho.
Si quieres que ponga un enlace en alguno de mis blogs a este tuyo, me lo confirmas a mi correo:
estudiospurpura@gmail.com
.
Puedes ampliar el campo de lectores con mis contactos, aunque no el de comentarios, porque no son dados a ello.

lapaupachica dijo...

yo te mando un besito y te empiezo a leer más tarde o mañana, porque estoy en la camita...
igual paso mi voto, porque quiero que purple moro siga viviendo

Marina Culubret Alsina dijo...

Se desliza la voz de Souad Massi por la cascada de luz hacia el azul índigo. Desciende, entra sin dudar y con susurro de menta.
Un chute delicioso.

Gràcies.

Anónimo dijo...

LB, sin duda, tienes todo mi apoyo y mi enhorabuena mas sincera. Me siento muy identificado con tu situacion/iniciativa y m esta cautivando la idea y la novela. Animo, sigue adelante (Juan-litheratus.com)

la cocina de frabisa dijo...

Soy una lectora habitual y me encantaría poder leerte y así compatibilizar con la lectura del momento, pero acabo de ver la extensión de los capítulos y sencillamente me desborda.

Leer en pantalla textos tan largos me resulta además de incómodo, doloroso para la vista.

Dicho lo cual, si en algún momento editas la novela me gustaría saberlo para poder comprarla y leerla en buenas condiciones.

Mucha suerte y éxitos.

Isa

Deejay Gilí dijo...

Sin duda, una excelente idea y una novela a seguir con pasión... Un abrazo...

Dylan Nes dijo...

Como no leer tan buen texto, tan perfecta historia. La verdad es que me he encontrado con un lugar de literatura pura. Es un placer estar aquí, encontrarte, volvere a leer con tranquilidad los anteriores entradas.

Como dice fabrisa, me encantaria saber si alguna vez editas la novela, me parece que deberías hacerlo, eres muy bueno.

Nes

H' dijo...

Adelante, espero el proximo capitulo!

Y tu idea de incluir a los lectores es demasiado genial. Poco a poco la barrera entre lectores-escritores va rompiendose.

Y despues de esta, las demas. No hay limites.

César dijo...

Amigo Liberto: interesantísimo proyecto el tuyo, felicidades. Visité Essaouira, la antigua Mogador, hará unos 20 años. Por aquel entonces no había allí ni rastro de presencia occidental; recuerdo que entrar en la ciudad era como viajar en el tiempo, como adentrarse en una historia de Tintín. Suerte con tu novela.

Gwynette dijo...

Bien!..ya estoy "pillada", Pau -para mi siempre serás Pau-
El tono, las reflexiones y la casi modestia de tu mundo interior me encantan... :-)

Me gusta la descripción de la luz y los manjares. He estado en Marruecos, solo como turista pobre de mi, y los reconozco.

Me da un poco de pena Aicha por la gran presión que le impones incluida en el sueldo.

También me gusta que escribas en una cálida Moleskine, y que tu padre libertario te pusiera de nombre Pau -Paz-, pienso que si hubiese tenido una niña, igual le hubiese puesto Progreso...=_O

Por último, por hoy...que sepas que me he ido a youtube y que estoy escuchando ahora mismo a Souad Massi, que no conocía, para entrar más en el ambiente.
Es la ventaja de internet.

Espero con ánsia el 3er. capítulo

Petonets, Monsieur Pau.

Establo Pegaso dijo...

Aquí estamos, de momento sólo he leido el primer capítulo, pero seguiré la ruta recordando un viaje que realicé hace unos años por Marruecos

ESTUDIOS PURPURA dijo...

Como me has localizado por PURPURA, es posible que no hayas visto mi blog de: tailandia-2008.blogspot.com.

Te aconsejo que lo visites, con tiempo, porque hay mucho que ver.
Lo mismo a tus seguidores.

Marian Raméntol dijo...

Bueno, pues ya tienes una lectora más, me ha enganchado por completo la historia, y estaré pendiente de su desarrollo.

Te añado a mi blog para poder seguirte de cerca.

Un abrazo
Marian

Giovanni-Collazos dijo...

Digo lo mismo que Mariánm he leido los dos capitulos y es bastante interesante la historia.

Volveré

Un saludo.

Gio.

BEATRIZ dijo...

No se porque siempre me atrapan las descripciones de la luz, pero sobre todo cuando son espirales deslizandose por un tragaluz e inundan el cosmos de la historia, ese recurso esta bien logrado al principio de los dos capitulos.

Concuerdo con algunos en que la historia esta algo retrasada, no sucede mucho en cuanto que se nos matiza el lugar.

Me gustan los lugares, los personajes todavia no logro asimilarlos, creo que la caracterizacion esta algo descuidada. Pero usted es el narrador.

Un place venir por aqui.

Saludos.

Silvia_D dijo...

Besos, corazón :))

Sureña dijo...

Mmm ya veo que hay un primer capítulo... de acuerdo, me tengo que poner con calma, y cuando lo haga, opino... :)

Un beso

nestor dijo...

Siempre he pensado que un libro es el mejor de los regalos que he recibido. No se puede dejarlo sin abrir, sin recorrer su páginas que se han escrito para eso.
Tu libro va tomando forma al que ya no se puede dejar de leer..eso es talento, amigo..

gracias por este regalo (tu libro)
Yo que visito y hablo de pueblos y de su gente, sus historias se lo que se siente al describir a éstos....

me tiene metido en la historia.

saludos y buena semana....
saludos

Polvorilla dijo...

Hola Pau, me gusta la calidez con la cual expones tu propio modo de sentir la naturaleza y las emociones, así mismo como se puede diferenciar las distintas mentalidades y vivencias, que inequívocamente siempre desembocan en la fascinación que nos despierta el ser humano, tanto culturalmente como cognitivamente.
El modo de expresar una nueva etapa llena de ilusión, partiendo de una pérdida y todo lo que conlleva el superarla, me ha parecido tierna, humana y con un conocimiento de la vida muy relevante.
Se que tus entregas nos ilusionan a todos y que al final habrás revertido tu esencia como una lluvia fina que terminará por calarnos.

Una forta abraçada.

Raquel Graciela Fernández dijo...

Muy bueno. Esperemos el próximo capítulo.
Un abrazo.

cAlanís dijo...

un gran abraxo!
besos desde méxico

Sofía Seguí Barrio dijo...

Muchísimas gracias por tus palabras. Por aquí estaré, leyéndote, aunque no diga demasiado... ¿No te da vértigo tanta gente comentando? Me alegro por tu éxito, Liberto. Te espiaré desde mi rinconcito, queda prometido.

Un besazo, y enhorabuena por las palabras que desprendes de tí, porque merecen la pena ser susurradas, leídas, escuchadas. De verdad.

.. Âtipik Fräulein.. dijo...

mas, hay que seguir leyendo!!!!

sip

Anónimo dijo...

Me gusta, mucho... me gusta lo que evocas al describirnos los deliciosos platos de Aicha, tu placer al probarlos. Y me gusta el misterio también, ese que nos deja con el corazón suspendido... por ahora...

Besos Celestes

lapaupachica dijo...

yo solo doy mi voto postlectura. en este momento que te escribo, te escribo. beso

Martikka dijo...

Me gusta esta frase:
"En literatura siempre estamos en proceso, en trance, es decir entrando y saliendo del mundo de las palabras posibles, acarreándolas de un lado a otro hasta encontrar su lugar idóneo, su momentáneo equilibrio —aunque sea precario y esté sometido a las leyes de la isostasia, su flotabilidad en el inestable magma de la realidad verosímil."

Sigue así de bien !

sarah dijo...

encantador, entrañable y evocador relato. un abrazo

Anónimo dijo...

Te envío un mail con una posible errata...

Sigue, no te detengas, tú levanta el estandarte y todos los caballeros te seguiremos, arrastrando por el barro nuestras espadas, echando sangre por todas nuestras heridas, no podemos perder esta guerra.

María Jesús dijo...

Cuanto falta para el próximo post? Ya estarás a punto de ponerlo, espero.

Un abrazo

aus dijo...

pues llego un poco tarde y corriendo mucho, el trabajo me tiene atrapada, no he podido leer con calma, pero aquí sigo...

Branch dijo...

Hola hola.

Claro que te reconocí, claro que te seguí. ¡pero así soy! .. me pierdo en los silencios. Pero siempre dejo cierta marca por aquí , por allá. Te sigo desde Ya.

Abrazos, buena por reclamar. Hacían falta tus letras por acá.

oceania dijo...

estoy leyendo con atentcion lo que escribes y lo disfruto mucho. espero lo siguiente con impaciencia:).
saludos

Anónimo dijo...

Gracias por la visita al blog y felicidades por el tuyo que hoy he empezado a leer. Hasta pronto. Jornada Nocturna.

Lázaro Suárez © dijo...

Liberto Brau. escribe usted realmente bien, creo que su prosa habla por si sola y que es motivo mas que suficiente para tener seguidores y lectores.

"Mantengo el acuerdo de “palabras” que planteaba: un nuevo capítulo cada 52 comentarios, por lo menos…"

Precisamente por lo que acabo de señalar. Eso, no creo que sea necesario pues demuestra poco amor por la escritura.

Si quieres un consejo. con toda mi humildad y respeto: escribe por ti, aunque sea para otros... y aunque esos "otros" no lleguen a 52.

Guadalupe dijo...

Me encantan las mandarina me traen recuerdos de la infancia..........y los amaneceres fresquitos, que se van calentando con los primeros rayos de sol.Avanti...........Liberto.

ESCAECER dijo...

Acabo de terminar el segundo capítulo,me estoy metiendo en la historia, no tardes en escribir el tercero, tengo ganas de ver como vas hilando la trama que promete ser muy interesante.
Saludos

Martine dijo...

Me incorporo tarde... pero realmente estoy cautivada...Con tu permiso te enlazo en la Jaima... Y sigo leyendo....El mundo que describes es un poco el mío...

Un abrazo

fiorella dijo...

Seguimos en la ruta,leyendo.Un beso

Alimontero dijo...

Hola Pau, lo imprimí y lo he leído con calma. Tío que eres "una pasada" (esto lo aprendí en Noviembre, cuando viajé a España, TArragona, Castellón, Valencia y Barna)...
Me encanta, me seduce la forma como vas "hilando" la novela...
Indudablemente el lugar físico es otro "cuento aparte".. me refiero que el paisaje "es" parte de tu novela...como Aisha..
TE abrazo nuevamente...
yo iré al tercer capitulo,

Ali

Rowen dijo...

Recién te encuentro...
Genial!!!
Te sigo leyendo.
Un beso